martes, 26 de mayo de 2015

Arrestaron al ex jefe de personal del Regimiento 7º de La Plata

Welsh, un prófugo buscado durante dos años

El ex jefe de Personal del Regimiento de Infantería 7 de La Plata durante 1976, Enrique Francisco Welsh, quien se encontraba prófugo de la Justicia y está imputado por crímenes en el centro clandestino que funcionó en una sede policial, fue detenido en un domicilio de la Capital Federal por la Policía Federal.

Según informó el sitio web del Ministerio Público Fiscal, la Policía Federal detuvo el viernes por la noche en un domicilio de la Capital Federal a Welsh, quien se encontraba prófugo desde el 2 diciembre de 2013 en la causa en la que se investigan los crímenes de lesa humanidad cometidos en el centro clandestino de detención que funcionó en la sede de los regimientos de Infantería y Caballería de la Policía provincial.

Welsh, de 65 años y por quien se ofrecía una recompensa de 500 mil pesos, fue trasladado en la mañana del sábado a La Plata, donde ese mismo día se negó a prestar declaración indagatoria ante el juez federal subrogante Laureano Durán.

El ex militar fue reconocido en 1976 por sobrevivientes como secuestrador –lo mencionan vestido de civil– y como torturador e interrogador de aquel centro clandestino, uno de los primeros puestos en funcionamiento en la región tras el golpe de Estado del 24 de marzo.

La detención de Welsh era requerida desde 2008 por la Unidad Fiscal de La Plata, que interviene en los procesos por crímenes de lesa humanidad en esa jurisdicción. La fiscalía lo imputó en su carácter de jefe de personal –y, como tal, miembro de la plana mayor– del Regimiento de Infantería 7. Esta unidad militar fue la jefatura del área operacional 113, a cargo de la represión ilegal en La Plata.

Al describir los testimonios de los sobrevivientes, la Unidad Fiscal remarcó que “han relatado que permanecían en una especie de barraca militar –una o más– o grandes galpones, con sus ojos vendados o encapuchados, acostados en camas o cuchetas y esposados a ellas, no podían hablar entre ellos, sin poder ir al baño, con escasa comida y bajo el temor constante de ser sometidos en cualquier momento a golpes, patadas u otro tipo de maltrato o, si se llevaban a otro compañero para ser interrogado, permanecían tensionados preguntándose en qué estado regresarían o si volverían con vida”. Otros testimonios, indicó la fiscalía, “dan cuenta de la existencia de celdas individuales en las que permanecían secuestrados o en talleres donde eran torturados e incluso algunos fueron llevados a una caballeriza en la parte posterior de la dependencia”.

La investigación revela que en la misma madrugada del golpe de Estado cívico-militar comenzó el arribo de prisioneros ilegales al centro clandestino, en su mayor parte trabajadores con militancia sindical en la zona del Puerto La Plata, en las ciudades de Berisso y Ensenada