jueves, 22 de marzo de 2012

“Desde el secuestro, no quedó una sola forma en que Sabino no haya sido violentado”

Pasó por dos centros clandestinos, le cambiaron el nombre y le sacaron dos años de edad, recordó ayer su tía en la audiencia realizada en La Plata.

Tras dar su testimonio ante los jueces del TOF 1 de La Plata, Sabino volvió a señalar ayer que el mejor camino es la verdad, aunque sea dolorosa. Horas antes, su tía Luisa Abdala había relatado cómo el 16 de marzo de 1977, en horas del mediodía, hombres vestidos de civil, policías y otros uniformados, lo secuestraron junto a su padres, Susana Falabella y José Abdala, ambos militantes de la organización Montoneros. Era mediodía y los vecinos contaron que con ellos también se llevaron a María Eugenia Gatica Caracoche, la hija de casi un año de Ana María Caracoche y Juan Oscar Gatica.
“A José entre varios lo metieron en el baúl de un auto. A Susana la encapucharon y la sentaron en el asiento de un segundo auto –recordó Luisa que le contaron los vecinos–. Llevaba a José Sabino de la mano y a María Eugenia en brazos porque tenía 14 meses; los dos no paraban de llorar.”
Los llevaron al centro clandestino que funcionaba en la Comisaría 5ª de La Plata. En 1992, Sabino fue localizado en poder de un matrimonio que lo inscribió como hijo propio, tras haber permanecido alejado de su familia desde la fecha del secuestro. En 1998 la justicia le restituyó su verdadera identidad. Sus padres continúan desparecidos.
“En el año 1993 me hice el examen de ADN, pero después me quedé como cinco años con mi familia apropiadora. El proceso de recuperar mi identidad fue más largo y doloroso que un pinchazo para sacar un poco de sangre (…) Me tuve que adaptar a una situación que es imposible de describir porque hay sentimientos, hay historia, hay presiones”, recordó Sabino.
Tras permanecer en la comisaría, Sabino habría sido llevado a la Brigada Femenina; una oficial de policía de apellido Silva le relató a su tía que lo dejaron allí durante varios días, “que no quería comer, y que se quedaba dormido cansado de tanto llorar”, hasta que se lo llevaron. El médico Vladimiro Wostowicz y su mujer, Teresa Mastronicola, lo inscribieron como hijo propio mediante una partida apócrifa en la cual figuraba como la fecha de su nacimiento el día 3 de agosto de 1976. El médico que constató el supuesto parto fue el propio Wostowicz, dándole el nombre de Federico Gabriel Wostowicz.
“Desde el día del secuestro no quedó una sola forma en que Sabino no hubiera sido violentado –recordó su tía–. Pasó por dos centros clandestinos, le cambiaron todo el nombre, cuando se lo llevaron él decía ‘Sabi Adala’ y pedía por su papá y por su mamá, le sacaron dos años de edad porque nació en el año 1974, y por los elementos de la investigación sabíamos que no se iba a llevar la sorpresa de que no era hijo biológico de ellos porque había sido criado en una familia donde todos eran rubios y él era morocho.”

LA COMISARÍA 5ª. Miguel Ángel Laborde, quien fuera pareja de la ex detenida Adriana Calvo, fue secuestrado el 4 de febrero en la localidad de Tolosa, y cuando los niños Sabino Abdala y María Eugenia Gatica Caracoche fueron llevados a la comisaría, él se encontraba allí. Recuerda el llanto desesperado de los chicos y que muchos de los que compartían con él una celda de cuatro por cinco metros, en la que se apilaban más de 30 hombres detenidos clandestinamente, pensaron que podía tratarse de sus propios hijos.
Más tarde supo que se trataba del hijo de José Abdala, quien permanecía en una celda más chica, donde se encontraban los militantes del Partido Comunista Marxista Leninista (PCML). “A ellos sí los torturaban en la comisaría”, aclaró Laborde. Por otra parte, reseñó que en el centro clandestino que funcionaba en Arana “a la noche, los interrogatorios eran permanentes con picana hasta que conseguían un nombre; entonces salían en los coches y cuando regresaban se volvía a repetir el procedimiento”.
Por: Milva Benítez

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